La primera relación que tenemos que profundizar, es la que tenemos con nosotros mismos, a veces damos por sentado que tenemos claridad de lo que somos.
Pero con el paso del tiempo, un día llegamos a descubrir que no nos conocemos realmente.
Nos identificamos con una auto percepción y una constante de reacciones emocionales y de formas de pensamiento que experimentamos cotidianamente.
Pero un día llegamos a reconocer que estamos atrapados en una idea de nosotros que no se corresponde con nuestra autenticidad.
Y que limitar nuestra auto percepción a nuestra historia personal, impide la vivencia plena de nuestro Ser, expresándose a través de la cualidad interna única que nos define.
Decir que nuestro Yo Personal se define por una cualidad interna única y no por nuestra historia personal, es muy difícil de ser aceptado por nosotros.
¿Por qué es difícil esto? Porque cada una de nuestras experiencias se graba en nosotros y estamos acostumbrados a creer que esa memoria es nuestra identidad, pues como ya hemos estudiado, identificamos nuestras experiencias como nuestra realidad.
Entonces valdría la pena preguntarnos:
¿Cuál es el sentido de nuestra historia personal?
En el proceso de crecer la aceptación de las vivencias tiene muchísima importancia, pero su sentido sólo se revela gracias a la comprensión interna de los procesos.
Lo que nos quiere enseñar la experiencia sobre nosotros mismos, es el nivel de conciencia en el que estamos, qué tanta conexión tenemos con la vida y de que forma estamos percibiendo y creando.
Desde esta comprensión, empezamos a descubrir como la historia personal también nos empuja a despertar la cualidad única que nos define, a veces desde la claridad de las vivencias amorosas que experimentamos, y a veces desde las vivencias de la negación y el dolor.